
Es vivir destinado a dormir días lejanos
Enterrado en la blanda
Claridad del cielo;
Pues, centinela de noche,
Me acompaña el recorrer angosto
Del agua de las acequias,
Tiritando en tonos medios
El galope de su andar.
Percibo la compañía de un perro,
La luna generosa
Y la inmensidad oscura de los potreros,
La dura ansiedad
Por dibujarle quejidos a la guitarra,
Por el sismo de las horas,
Por la lluvia de temores en madrugada,
Por la agitación ciega de las fugas,
Temo de paños con sangre
Toda la noche.
Cuando ya el soplo del humo negro
Ha cesado,
Tengo tristeza a estar solo,
Hoy, quizás, sólo por hoy.
La nostalgia es una puntada cerebral
Que se instala en mis pasos calmados.
La bandera será el regazo de los niños desolados,
Y como siempre, aquellos ojos con estrellas,
Serán para aliviar su hambre de techo y calma,
De pan y de sueño, de arreboles y aves, de paz.
Sabré cuando mi canto se alce de historia,
De valentía y de sangre,
Pues, construiré a razón de frentes y manos
El caminar de esta noche
Y buscaré con amargura
La ausencia del mañana…
Pues ella se va entre los dedos,
Pues ella vuelve del destierro...
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Franck
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