martes, 20 de octubre de 2009

Décimas por literatura a la noche y al alba


De aquellas tristes andanzas
Aprendí a cantar de noche,
Y las letras sin reproche
Regalaron esperanzas.
Mis antiguas añoranzas
En acordes, hoy son libres,
Ellas rugen como tigres,
Como fieras encerradas,
Hoy se visten afinadas
Y en el campo surgen libres.

Con la luna en el sendero,
Los grillos de la montaña
Y las aves de compaña,
El miedo se hace ligero.
Con tan flamante lucero
Los cielos se hacen lumbrera,
Y la sombra pasajera
En la quebrada se pierde,
El diablo las piedras muerde
Detrás de la palomera.

Se desvelan los aullidos
De los perros y los vientos
Entregando los alientos
De la noche y su estallido.
En el silencio fallido
Se estremece mi guitarra,
Como ya su vientre narra
Que en oriente se avecina
Una luz que me camina
Como el verde de la parra.

Ya muy cerca trina el alba
A cantar tonos mayores
Resolviendo los dolores
Al aura doliente salva.
El canto silencio escarba,
Y al árbol cede lugar,
Al sol quiere demostrar
Que sus hojas forman coros,
Que su sabia es un tesoro
Que a los troncos puede ahogar.

Y mansos ahora respiran
Arreboles mañaneros,
Los pétalos mensajeros
A los aires se retiran.
En los ojos no culminan
Estos eternos colores
Con sus amantes temores.
En la vida se derraman,
alegrías que se hilvanan,
Con sigilosos dolores.

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